Ya sabemos que de toda la población que circula por la calle siempre los más débiles son los niños y las personas mayores; unos porque no siempre saben lo que hacen y otros porque tienen mermadas sus facultades o no entienden bien el tráfico, cosa por otro lado muy entendible porque hoy en dia la calle es una jungla de coches, bicis, niños en patinete que se meten por todas partes y resulta difícil cruzar incluso a personas jóvenes. Estas personas mayores que van solas, suelen ser personas que también viven solas y a veces el carácter se les agria un poco y se hacen gruñonas.
Digo esto, porque hoy ha caído en mis manos este vídeo que me ha recordado una anécdota muy parecida que me ocurrió a mi.
Os la cuento:
Solía pasar por una barriada cerca de la zona de exámenes, por una calle ancha (un solo sentido y tres carriles) y coches aparcados a ambos lados y con dos o tres pasos de cebra señalizados con semáforo, señal vertical y pintura en el pavimento a lo largo de la calle.
Muy a menudo veía pasear tranquilamente a un abuelo con su bastón, por una de las aceras, hasta que llegaba al cebreado por el que quería cruzar. Entonces el hombre sin modificar para nada su paso, levantaba el bastón y dando golpes arriba-abajo, pasaba hasta llegar a la otra acera. La mayoría de las veces, los coches paraban, pero llegó un día en que yo iba con una alumna por el carril derecho la cual al ver al abuelo, con intención de cruzar, paró, igual que hizo el conductor del carril central; entonces el abuelo empezó a cruzar como siempre levantando arriba-abajo el bastón, hasta que llegó al tercer carril por el que venía a toda pastilla un ciclomotor que no vio al abuelo, pero coincidió con "el abajo del bastón", dándole un solemne porrazo en la cabeza. Los conductores tardamos un rato en reaccionar y asimilar lo que había pasado, pero el abuelo siguió su camino como si nada.
Creo que el conductor del ciclomotor aprendió la lección, y a mí me sirvió para volver a hacer incapié a la alumna de la importancia de la observación global o visión anticipada, porque a veces un coche, un letrero, etc. nos tapa algo que deberíamos haber visto.
Aunque al ver a estas otras abuelas, casi que retiro todo lo anterior, porque ya me gustaría a mi estar igual que ellas cuando tenga su edad.
Hoy he recibido un correo con una pregunta ¿Cuándo sabemos que tenemos que dejar de conducir?
La contestación (que nos perdonen las abuelas) podría ser: "según sea el gesto que pone el perro que va a nuestro lado".
Otra pregunta sería ¿son mejores conductores los mayores porque son más responsables y sensatos, o los jóvenes que aunque son más hábiles son irresponsables e irrespetuosos?
¿Vosotros qué creéis?
Yo me remito al dibujo y pienso que el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio, aunque no siempre solemos entenderlo.
CONSIGUE EXPLICACIONES DE LAS PRÁCTICAS AQUÍ
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