................................MI SEGUNDA CASA, EL COCHE

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LENGUAJE AUTOESCUELERO

miércoles, 1 de junio de 2016

- LENGUAJE AUTOESCUELERO


Es evidente que cuando uno tiene que aprender a hacer algo y  no tiene ni la más remota idea, comete errores que para los que ya saben del tema son inconcebibles;  incluso puede  darse el caso de tergiversar las palabras que en su vida  había oído mezclando los conceptos de la manera más incongruente. 



He aquí algunas situaciones en las que me he visto:

-Ticher, me han dicho que en el examen tengo que estacionar metiendo el coche de culata.

-Ticher, ahora tengo una confundición, cuando llego al stop no sé si ir lenta o tengo que ir frenando.

-Ticher, ya sé lo que hay que hacer para que las ruedas de delante giren a la derecha y a la izquierda, pero
ahora no me acuerdo cómo lo tengo que hacer para que giren las ruedas de atrás.

-Ticher, cuando estaciono miro por todos lados, pero para no chocar con el bordillo, ¿por dónde tenía que ver el pómulo de la puerta? .

-Ticher, ¡usted no sabe las ganas que tengo de venir a clase!; es que el fin de semana se me hace muy largo porque me encantan las cosquillitas que me hace el coche cuando lo pongo en marcha.

-Ticher, ya van dos veces que me suspenden porque dice el examinador que no miro los retovisores.Pues ¿sabe lo que le digo? que me voy a comprar unos pendientes con cascabeles para que el examinador oiga la musiquita y no pueda decir que no muevo la cabeza.

-Ticher, ¿sabe de lo que acabo ahora mismo de darme cuenta? (25 clases); pues que no hay la misma distancia a mi derecha que a mi izquierda.

Y si bien es cierto que los alumnos tienen sus cosas, no puedo negar que los profesores también metemos la gamba.Yo misma me he oido diciendo:

- ¿Tu marice conduma? cuando lo que quería  preguntar era "¿Tu marido conduce?"

- Déjame un semáforo que este no escribe...

- En el próximo problema vamos a la derecha...

- Más adelante el carril se dificulta. Quería decir  "se bifurca".

Con lo cual queda bien claro, que el que esté libre de equivocación que tire una piedra ¡si la  encuentra!.

       
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martes, 1 de marzo de 2016

- ¡¡QUÉ IMPORTAN CUÁNTAS CLASES SI YA LO HE CONSEGUIDO!!


ESCRIBE UN ALUMNO:

Ahora que he recobrado la tranquilidad, voy a contar cómo fue mi tercer y definitivo examen.
Quedé con mi profesor a las 7:00 de la mañana para una última clase antes del examen. Todo muy bien y suave, incluso paramos a lavar el coche...
Dan la 8:00 y mi profesor va a saludar a un compañero de otra autoescuela; yo me quedo cerca del coche.
Pasados unos minutos se acerca un hombre de mediana-avanzada edad que resulta ser el examinador y me dice:
-"¡Buenos días!, ¿dónde está el alumno?.
-"Soy yo "-respondo con un hilo de voz-. el examinador se echa a reír y dice
- "Es que pensé que era ud. el profesor".
Yo me río nervioso (y pienso para mi, es que no es plan sacarse el carnet con 38 tacos), mientras hago un gesto al profesor que ya se acerca.
Empieza "la ejecución": Aclaraciones, verificaciones,  firmas de rigor...
El examinador resulta ser muy cortés y afable; tiene una voz que tranquiliza.
Observo como otros alumnos que también esperan me miran con una mezcla de envidia "ánimo valiente" y de miedo "dentro de poco nos toca a nosotros".
Salimos del centro de exámenes siguiendo la misma ruta que mi desafortunada segunda vez, autovía sentido Madrid. A la altura de Alcorcón el examinador me pide que salga camino del Hospital, ¡juego con ventaja!, nada menos que 33 años y medio he vivido por allí así que me conozco muuuuuuuuy bien la ruta que hacemos. El resto ya es historia, aunque tengo que reconocer que en la última glorieta para entrar en el Centro de Exámenes, con los nervios se me fue el santo al cielo y no metí la segunda, y como delante de mí había varios coches que también querían entrar me quedé peligrosamente cerca de uno, ¡uff!, ya estoy aquí, ya estoy aquí.
El examinador me pide que pare y elijo un primer lugar, pero descubro más adelante otro mejor. Mecánicamente  pongo punto muerto, echo el freno de mano y paro el motor. Me dice que salga del coche y espero un momento... ¡una eternidad!.
Sale el examinador del coche y con la misma voz tranquila y pausada que ha tenido durante todo el recorrido dice:
-" Adiós Antonio".
Yo no sé si lo pienso o si llego a pronunciar "Adiós", porque estoy muerto de miedo.
Mi profesor también sale del coche, me alarga su mano derecha y me dice
-"Bueno Antonio, ya eres conductor".


Antonio N.J. me mandó esta narración a mi correo, pero como me parece muy ilustrativa os la paso .
Enhorabuena Antonio N.J.!

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viernes, 1 de enero de 2016

- CON LOS NERVIOS NO VIO AL POLICÍA



En cierta ocasión en que estaba acompañando a una alumna que se examinaba, llegamos a una intersección en la que había un colegio en la esquina y "justamente" era la hora de salida de los chicos.
Mi alumna era bastante buena y estaba circulando con tranquilidad, pero  los demás coches le taparon o no tuvo la visón global suficiente de la situación:
regulaba el tráfico un policía municipal que en aquel preciso momento estaba de perfil en el centro de la intersección, dando paso a los vehículos de nuestro sentido.
En un momento dado dio un cuarto de vuelta y se quedó de frente a nosotros dándonos el "alto". Este pequeño gesto pasó desapercibido por la alumna (en su favor hay que decir que el policía era delgado y no muy alto) que ni por asomo puso pie en el freno y a pesar de que yo esperé hasta el último momento con la esperanza de que ella le viera, pero no le vio, así que  tuve que intervenir con lo cual se quedó a la altura del guardia. Era primavera y llevábamos las ventanillas medio abiertas. Yo no sé si fue más fuerte la impresión del guardia por ver que un coche no le hacía puñetero caso, o el susto de la alumna por oír el desagradable sonido del chivato y que el coche se paraba sin ella saber lo que pasaba, pero la cuestión fue que dicho policía tuvo un "arrebato pedagógico" y a voz en grito empezó a decirle lo que tenía que hacer y que ése no era sitio para detenerse y que menos mal que ahora estaba controlando el tráfico porque de lo contrario la multaría etc,etc. Evidentemente el sr. policía no se había percatado de que era un coche de autoescuela y menos que se estaba examinando, pero montó un atasco monumental de niños, coches, mamás y otros peatones mirando lo que ocurría. Naturalmente la examinadora no podía decir nada, porque evidentemente la alumna se había pasado, porque el agente "era superior a ella" y yo tampoco porque estaba la examinadora por encima de mí . La que estaba al lado del policía era la infeliz alumna, que de tanta vergüenza como iba acumulando se iba encogiendo por momentos hasta quedar detrás del volante, más colorada que un tomate maduro.
Naturalmente ese día no aprobó, pero no tuvo mayor dificultad en aprobar a la siguiente vez porque era buena, pero creo que nunca más se le olvidará mirar en las proximidades de los colegios ni distinguir el uniforme policial ni confiarse en las intersecciones sin semáforo.

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