Ahora se ha impuesto la modalidad de examen "circulación autónoma", pero yo desde siempre con los alumnos que se han dejado enseñar, siempre he dejado unos días a este tipo de circulación, y me acuerdo especialmente de uno, un chico de unos treinta años, pero que no tenía idea de nada, desde muy joven había tenido que ponerse a trabajar y no había tenido ni tiempo ni dinero para el carnet; era educadísimo y siempre estaba muy atento a todas las explicaciones y hacía preguntas muy inteligentes.
Digo todo esto para que entendáis y me perdonéis la transcripción literal de lo que ocurrió.
El día antes del examen, como yo consideraba que estaba preparado y me fiaba de él, le dije que fuera circulando por donde le apeteciera, y que se olvidara de que me llevaba a su lado.
Así lo hizo, pero en una glorieta entró por el carril izquierdo, entonces yo tranquilamente le pregunté "¿por qué entras por el carril izquierdo?" y empezó:
- ¡Me cago en el puta carnet! ¡estoy hasta los cojones!. Voy a mandar a mi hermano, al puta trabajo y al carnet a la mierda!. ¡Mira, me iré a Cuba, me haré con un par de kilos y a la mierda todo el mundo!, ¡qué coño de puta carnet! ¿para qué quiero el puta carnet?. Mi hermano me dijo "toma el jeep y así practicas" y ahora qué, me tengo que gastar 6000 € para ponerlo a punto!.
Ya me saqué la licencia y ahí está muerta de asco. ¿para qué lo quiero yo al jodido carnet, si me iré al monte con mi tienda y a la puta el carnet, ya estoy quemado!
Yo estaba más callada que muerta, pero lo bueno del caso es que el tipo iba circulando perfecto.
Terminó el tiempo de la clase, le recordé la hora del examen y no despedimos, por mi parte con un tembloroso "hasta mañana".
Al día siguiente se presentó con una sonrisa de lado a lado y a la vez que me entregaba un CD de un cantante muy de mi gusto dijo, "Es que ayer estaba muy nervioso".
A los pocos minutos llegó el examinador y después de las comprobaciones previas, le fue guiando por los mismos lugares que habíamos pasado la noche anterior; él entró por la derecha en la glorieta, y aprobó a la 1ª.
Cuando el examinador se alejó, me levantó en volandas y me plantificó un beso que estuve una semana sin lavarme la cara.
¿¡Qué habrá sido de F.M.!? ¡ Me he acordado tantas veces de él!
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